Por definición, una promoción es algo que nos ha de ser útil para activar la presencia de un determinado producto (servicio, marca…) en el entorno en el que desenvuelve su actividad, o en el que queremos que lo desenvuelva.
En este momento nos encontramos desarrollando un proyecto en cuyo corazón se encuentra un proceso promocional de envergadura. Un proceso que, de llevarse a cabo –siempre esa dosis más o menos grande de incertidumbre…– podría significar un auténtico revulsivo. Por su propia mecánica, y por el sector en el que encontraría cobijo.
Como siempre, el problema no estriba en definir la promoción sino en protegerla de los múltiples riesgos que la amenazan. Maldita picaresca… Tendremos que seguir rebanándonos los sesos. A pesar de todo, estoy convencido de que nos vamos a salir con la nuestra. La experiencia juega a nuestro favor.
Cuando sea posible, seguiremos contando.
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